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THE WAY OF THE JUST


ABAJO EN ESPAÑOL

The sentence of the International Court of Justice in La Hague that pushed the Colombian government to ignore both the sentence and the Court, seems to be the most and better illustration of a phenomenon taking place in many nations on Earth, a phenomenon that places a question mark on the Judicial system itself.


In the complex web designed to make a society functional, save and fair, the high Courts in every nation are the sacred altar where peoples deposit their hopes and trust for Justice, as they are to be conformed by representatives of knowledge, certitude, balance and determination to rule by the law blind. However, some examples taking place in the World recently, lift a veil on a situation that happens not to be of the best interests of Earth peoples, and that places on the table the definition of leadership. In America, its highest Court is blocked in its well functioning because of the political use of it by a political group of that society; in Brazil, though already entangled with many and complex variables, it is a fact that the situation was set by the political use of its Courts to get rid of an specific government; part of the requests of the Brixit on course are the desire of the UK present government to withdraw from the jurisdiction of the European Union laws; Chile and Bolivia have been for years investing resources needed by their peoples in a never-ending sue at the International Court; the present case, Nicaragua, in a little friendly action within the Americas, is also attempting to use the Court by requesting something that could not be reconsidered by dispositions of the very same court; in domestic realms all over the World the situation also shows. Colombia itself has suffered recently from disfunction and corruption in its higher courts.


The Judicial system - the High Courts - are set to be the last call to make justice happen. If they fail, it also throws shadows on many other aspects of society´s viability: leadership, credibility, fair and accurate organization, rights provided for all, and fairness. The present case that involves the main Court on Earth, in fact, happens to be instrumental for all nations, for the multilateral system, and for that Court itself, to re-think, revise and asses the true, deep needs of a globalized World in trance of change.


The specifics of the Colombia-Nicaragua case at Le Hague are to be analyzed by those involved. The fact, however, as it has been publically informed, is that the main court on Earth produced a sentence against its own dispositions, therefore, ruled against itself. Comments delivered by some of its own judges questioning the result, make clear that the present situation is not Colombia in crisis at Le Hague, but the International Court in crisis before the world. A situation that can be turned to positive as the World - now connected in all ways - does need multilateral tools to make it function smoothly, and also because the International Court has served the World in many other cases. There is no use in throwing stones to any of the parts involved, it is an opportunity to revive principles and targets for the system that in every nation secures equality and peace. It is of the interest of Earth peoples, as well as developing and making stronger their own regional systems. A moment to set light on a vital aspect of society and its immense responsibility: delivering justice, a word that implies, as always, independence and fairness and, as never before, a wide VISION of the WORLD as a WHOLE. In every time and everywhere only the just are followed. / Silvia Davila MM, EarthPipol, March 18, 2016, Copyright.


CRISIS EN LA HAYA


La sentencia de la Corte Internacional de Justicia de la Haya que empujó al gobierno Colombiano a ignorar ambas la sentencia y a la corte, parece ser la mejor ilustración de un fenómeno que tiene lugar en muchas naciones en el Mundo, un fenómeno que pone un interrogante sobre el sistema mismo de justicia.


Dentro de la compleja red diseñada para hacer funcional, segura y justa una sociedad, las altas cortes son el altar sagrado en donde la gente deposita sus esperanzas y su confianza en que recibirán justicia, esto en la medida en que deben ser conformadas por representantes del conocimiento, la certeza, la equidad, el balance y la determinación de gobernar ciegos bajo la ley. Sin embargo, algunos ejemplos que ocurren por estos días en el mundo levantan el velo sobre una situación que, tal y como sucede, no es del interés de los pueblos de la Tierra, y que pone sobre la mesa la definición misma de liderazgo.


En los Estados Unidos, su más alta Corte está bloqueda por el uso político que de ella hace un grupo político de la sociedad; en Brasil, si bien enredada en muchas y complejas variables, es un hecho que la situación inició con el uso político que se hiciera de las cortes para deshacerse de un gobierno específico; parte de los requisitos del conocido proceso Brixit, incluye el deseo del gobierno del Reino Unido de salirse de la jurisdicción de las leyes de la Unión Europea; Chile y Bolivia llevan años invirtiendo recursos que sus pueblos necesitan en una demanda ante la corte que no acaba nunca; el presente caso, Nicaragua, en una acción poco amigable en las Américas, también está intentando usar a la Corte en el momento en que solicita algo que esta no podía volver a considerar por disposiciones de la misma Corte; en la domesticidad de cada nación el fenómeno se presenta igualmente. Colombia misma ha visto recientemente casos de disfuncionalidad y corrupción en sus altas cortes.


El sistema judicial - las Altas Cortes - existen para ser la última palabra que hace posible la justicia. Si fallan en hacerlo, también ponen sombra sobre muchos otros aspectos de la viabilidad de una sociedad: liderazgo, credibilidad, organización justa y eficiente, derechos para todos y equidad. El caso de hoy que involucra a la más alta Corte en el planeta, de hecho, resulta ser útil a las naciones, al sistema multilateral y a la corte misma, para re-pensar, revisar y valorar las verdaderas y más profundas necesidades de un mundo globalizado en curso de cambio.


Las especificidades del caso Colombia-Nicaragua deben ser analizadas por los involucrados. El hecho, sin embargo, tal y como ha sido publicamente informado, es que la primera corte del mundo produjo una sentencia que contradice sus propias disposiciones y, por lo tanto, falló contra sí misma. Los comentarios ofrecidos por algunos de sus mismos jueces dejan claro que no es Colombia la que está en crisis en La Haya, sino la Corte la que está en crisis ante el mundo. Una situación que puede tornarse positiva en tanto que el mundo, ahora conectado en todas las formas, necesita herramientas multilaterales para funcionar correctamente, y porque, también es cierto, la Corte Internacional ha servido al mundo en muchos otros casos. No sirve de nada lanzar piedras a ninguno de los involucrados, por el contrario, es una oportunidad para revivir los principios y los derroteros de un sistema que en todas las naciones asegura igualdad y paz. Eso es del interés de todos los pueblos así como desarrollar y fortalecer sus propios sistemas regionales. Es un momento para poner luz sobre un aspecto vital de la sociedad y sobre su inmensa responsablidad: dictar justicia, una palabra que, como siempre, implica independencia y equidad y que, como nunca, implica una VISION del MUNDO como un TODO. En todos los tiempos y en todas partes sólo se sigue a los justos. / Silvia Davila MM, EarthPipol, March 18, 2016, Copyright.




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